Hace unos pocos días, la niña Cristina Martin de la Sierra, de 13 años de edad, corría por las calles de Seseña (Toledo), pletórica de vida y experiencias futuras pero, en vísperas del Miércoles de Ceniza, la desgracia se le cruzó en el camino truncando en unos segundos lo que prometía ser un largo recorrido aún por el sendero de la vida. Y digo la desgracia, cuando en realidad ésta tiene nombre y apellidos; una chica, Chany H. de 14 años de edad, de origen cubano y con una evidente estética siniestra. Aquellos que, como yo, hayan tenido el desagradable placer de ver algunas de las fotos de esta presunta (aunque confesa) asesina, habrán podido observar en algunas de ellas como aparece maquillada con sangre y simula heridas en su rostro para parecer aún más siniestra de lo que ya parece en el resto de fotos sin necesidad de ese maquillaje. Parece ser que ese Martes por la tarde, ambas chicas se citaron en una antiga yesería para solucionar unos problemas que venían de tiempo atrás y fue ahí donde la dulce niñita golpeó violenta y reiteradamente a Cristina, hasta que ésta cayó al suelo golpeándose la cabeza, momento que aprovecho para hacerle un corte en una de sus muñecas con un guijarro. Según las investigaciones, Cristina intentó taponarse la herida con pañuelos de papel, pero la Chany se lo impidió empujándola y tirándola a un agujero, lugar en donde la pobre Cristina acabó muriendo desangrada. Posteriormente la Chany intentó esconder el cadáver tapándolo con piedras de los alrededores.
La ley del menor obliga a mantener el anonimato de esta persona (por llamarla de alguna manera) y han corrido a cerrar sus páginas abiertas en las redes sociales para salvaguardar su intimidad y el secreto de su identidad, pero como hay quien corre más que la ley, nos han deleitado con informaciones diversas sobre el contenido de los mismos, como el cuestionario que tenía colgado en su perfil del tuenti en el que ya afirmaba haber visto morir a alguien.
Y ahorá, ¿qué?. ¿Qué va a pasarle a esta chica?. ¿Qué condena le caerá?. La de Cristina y su familia está clara. Cristina Martín ha sido condenado a muerte y su juez, jurado y verdugo fue la misma Chany, en cambio a sus padres les ha caido una perpetua, la de no poder ver a su hija a perpetuidad, sin posibilidad de fianza alguna, siendo la jueza encargada la misma Chany.
Probablemente, al ser menor de edad, se pase unos pocos años en un centro de internamiento para menores, del que saldrá para continuar con su vida y su conciencia (si es que la tiene), como si no hubiera pasado nada y este atroz asesinato únicamente se quedará en el olvido popular y en la memoria de sus familiares y amigos.
Mientras tanto Cristina no podrá dar nunca más a sus padres el beso de buenas noches, no podrá ir más de tiendas con su madre, hablar cone ella de sus incipientes amores, salir a divertirse con sus amigos, viajar y, en definitiva, disfrutar de las aventuras y desventuras que conlleva la vida.
La Chany, esta escoria de la sociedad, tiene la suerte de cumplir su condena, sea grande o pequeña en España, en lugar de realizarlo en su país de origen. Seguro que no estaría tan tranquila si fuese juzgada y condenada en Cuba.
En mi condición de padre, poniéndome en el lugar de los de Cristina, si dejara plasmar mis deseos hacia la posible condena o lo que deberían hacer con esta chica, probablemente parecería igual de repugnante que ella, pero pensándolo fríamente sólo le deseo fervientemente que la conciencia que hasta ahora no ha tenido, le nazca y tenga que vivir con ella y con los remordimientos el resto de sus días. Y que la naturaleza no le permita traer al mundo ningún animal (con perdón de los animales) con forma humana como ella.
Desde aquí mi más sinceras condolencias para los familiares y amigos de Cristina Martín. Que sepan superar la desgracia que les ha tocado vivr, si es posible.
Descanse En Paz.
0 comentarios:
Publicar un comentario